Tus ojos estaban cerrados
al abrirlos los entornaste hacia lo alto
torciendo el labio en un cómico mohín de tu boca
que al exhalar daba un resoplido
desordenando tu mechón
con el soplo agitaste ese rebelde pelo
que jugaba en tu sudorosa frente
allí en ese momento tan sólo una palabra escuche de tí
cuando de tu boca salio ese gemido
mirándome súbitamente exclamaste...
¡Cielos!
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